Sabes hablar pero... ¿sabes "comunicar"?
El término comunicación procede del latín "communicare" que significa “hacer a otro partícipe de lo que uno tiene”. En el ámbito de la búsqueda de empleo podríamos decir que la "capacidad de comunicación" implica "saber transmitir nuestras competencias personales y profesionales a las demás personas de la forma más positiva y eficiente posible". Por lo tanto, la capacidad de comunicación" implica mucho más que "saber hablar bien" ya que entran en juego muchos más factores.
Tipos de Comunicación
Antes de seguir, hemos de decir que existen dos tipos de comunicación: la "comunicación verbal" y la "comunicación no verbal".
- Comunicación verbal: es toda aquella que se hace a través de la palabra, ya sea escrita o hablada.
- Comunicación no verbal: es toda aquella que se hace sin utilizar la palabra, mediante señales, gestos, comportamientos, etc.
Los animales también se comunican, es decir, se transmiten mensajes unos a otros mediante señales externas, comportamientos etc. Es decir, utilizan la comunicación no verbal. Hasta la aparición del lenguaje y de la palabra esa fue también nuestra primera forma de comunicarnos. Por tanto, en las personas conviven y se ejercen simultáneamente ambas formas de comunicación, por eso cuando decimos algo solemos acompañarlo de movimientos de cabeza, sonrisas, movimientos de las cejas o los ojos, etc. Pero el hecho de que nuestra primera forma de comunicarnos fuera la no verbal tiene una implicación muy importante y es que...
Cuando en una persona, ambas formas de comunicación, la verbal y la no verbal, se contradicen mutuamente, nuestra tendencia es siempre a hacer más caso a lo que dice la "comunicación no verbal".
Es muy importante tener esto claro antes de seguir adelante. Por ejemplo: si una persona que participa en un proceso de selección le comunica con palabras a la persona seleccionadora que se encuentra muy capacitada para ocupar el puesto ofertado pero su comunicación no verbal le transmite lo contrario (con la mirada baja, un tono de voz débil, signos de nerviosismo como temblores, etc.), la persona que selecciona hará más caso a lo que le transmite dicha comunicación no verbal y responderá en consecuencia.
Por eso es MUY IMPORTANTE que nuestra comunicación no verbal no contradiga nunca lo que expresa nuestra comunicación verbal sino que, al contrario, la POTENCIE y la REFUERCE. Dicho de otro modo: si deseamos cumplir con nuestros objetivos de transmitir lo que deseamos con eficiencia, nuestra comunicación verbal y no verbal deben actuar siempre en SINTONÍA.
Hábitos para potenciar y mejorar nuestra capacidad de comunicación
1. Presta atención a tu postura corporal.
- Es importante, cuando estemos comunicando, tanto si estamos de pie como sentados, mantener la espalda y el cuello rectos pero sin parecer envarados. También es importante no bajar ni encoger los hombros. Las posturas expansivas transmiten seguridad, proactividad y cercanía.
- Evita cruzar los brazos o las piernas. No pasa nada si ese gesto se hace de manera breve y puntual pero mantener esa postura durante todo o gran parte del proceso de comunicación transmite pasividad, desinterés y autodefensa.
2. Controla la voz
La voz es una herramienta muy poderosa como muy bien saben muchos políticos y actores. Busca y escucha en internet el famoso discurso de Martin Luther King "I have a dream" ("Yo tengo un sueño") y verás como, incluso si no entiendes lo que está diciendo, logra, a pesar de ello, transmitirte una serie de emociones. ¿Cómo lo consigue?
Dentro de la voz entran en juego dos factores:
- El volumen. El volumen hace referencia a la fuerza con que emitimos la voz. El volumen no debe ser muy fuerte, pues transmite agresividad, ni tampoco demasiado débil pues transmite inseguridad. El volumen debe ser el suficiente para que se nos escuche con claridad, ni más ni menos.
- El tono. El tono se refiere a la variación en la elevación de la voz. A la hora de comunicar debemos procurar variar sutilmente la elevación de la voz pues mantener un tono monocorde aburrirá y hará que la otra persona pierda interés en lo que le estamos contando. Es importante elevar un poco la voz (pero no demasiado) cuando queramos transmitir que lo que estamos comunicando es especialmente importante (por ejemplo, cuando estemos contando una experiencia que fue determinante para nuestro desarrollo profesional).
3. Utiliza la mirada
La mirada es capaz de trasmitir muchas cosas. Si desviamos la mirada cuando nos hacen alguna pregunta difícil o incómoda o la bajamos cuando estamos contando algo, transmitimos falsedad, incomodidad e inseguridad. Es importante mirar a los ojos de la otra persona cuando hablamos pues, al hacerlo, transmitimos seguridad y sinceridad y será mucho más fácil que la otra persona crea lo que le estamos contando. Eso sí, hay que evitar mirar demasiado fijamente a la otra persona pues eso lo que hace es crear incomodidad.
4. Aporta carga emocional
Que se note que te implicas emocionalmente en lo que estás contando, que es una historia personal, que hablas de ti. Ilustra lo que estés diciendo con ejemplos concretos de cosas que te han sucedido y muestra alegría y satisfacción cuando hables de tus logros. En definitiva se trata de narrar o contar "tu historia" para, de ese modo, crear una conexión emocional, con la persona que tenemos delante. de esa forma lograremos que nuestro mensaje cale más profundamente.
5. Cuida tu imagen
Sí, la imagen es importante. La apariencia de una persona es una de las mayores fuentes de información que existen. No se trata de ir "elegante" sino de algo tan simple como que será imposible comunicar, por ejemplo, que somos una persona ordenada, pulcra o que cuida los detalles en el trabajo, si nuestra apariencia, por el contrario es descuidada o desaseada. Se trata, sobre todo, de adaptar nuestra imagen al puesto y al tipo de empresa al que estamos optando.
Y sobre todo...
6. Ensaya, ensaya, y ensaya
Volviendo al discurso de Martin Luther King al que hemos aludido antes o a cualquier otro discurso de otras grandes personalidades que conozcas, ten por seguro que ninguna de esas personas habría logrado los efectos que produjeron sin ensayar antes. Hay testimonios que refieren como Winston Churchill, muy reconocido entre otras cosas por su capacidad como orador, era visto días antes de emitir algunos de sus discursos, recorriendo los pasillos mientras los leía en voz alta probando con diversas entonaciones y como, con frecuencia, solía detener a la gente de su entorno para leerles partes seleccionadas y observar sus reacciones.
Haz lo mismo: pronuncia en voz alta lo que tienes intención de decir para escuchar como suena, ponte delante del espejo y obsérvate, practica. Escoge a familiares y a amigos y cuéntales parte de lo que piensas decir, explícales tu trayectoria académica y profesional y observa sus reacciones. ¿Qué reacciones provocas en ellos? ¿Se muestran interesados? Haz caso también de sus sugerencias.
Sigue estas pautas y sin duda lograrás comunicar lo que tienes de la forma más eficiente posible.
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Fuente: (Inaemorienta, RRHH Digital)
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